miércoles, julio 13

La rebelión de Pepe

Apenas son las 5 de la mañana, y yo ya tengo 3 horas despierta. He intentado todo, me preparé un vaso de leche tibia con una cucharadita de miel, no me funcionó. Un té de siete flores…. no he podido dormir. Busco un libro, pero la luz de mi habitación no me es suficiente. Tengo mucho frío para salirme a mi estudio y lo cierro. Doy vueltas en la cama. Prendo la tele. No encuentro nada interesante. ¿Cómo va haber algún programa interesante en la tele a esta hora?, me dijo Pepe. ¡Ya duérmete, son las 5 de la mañana! respingó.

Vueltas, y más vueltas en la cama. La película de mi vida pasa toda, se rebobina y vuelve a pasar. Recórcholis, cómo diría Robyn el inseparable amigo de Batman, no me puedo dormir.

¿Qué te pasa?, todo adormilado y de muy mal humor me interroga Pepe. ¿Ahora cuál es tu preocupación?

No lo sé, respondo. Simplemente tengo una sensación de angustia que no puedo controlar.

¡Tus hijos!, ¿son tus hijos los que te preocupan?

No, ellos ya terminaron de estudiar, tienen buen trabajo y se siguen preparando. No son ellos, ellos están bien.

¡La casa! ¿Es la casa en la que vives que no te gusta?

No. La casa me encanta. Siempre he seguido el consejo de Don Juan, el de Castaneda, ¿Te acuerdas? Decía que siempre tenemos que apropiarnos del espacio físico que ocupemos. Me he cambiado mucho de casa, pero siempre he logrado mantener un equilibrio con mi espacio. Siempre he traído conmigo lo que considero más importante: mis libros y mi música, aparte de mis recuerdos. Y sobre todo que siempre me he apropiado de mi lugar. Nunca me he sentido extraña en los espacios en los que vivo.

¡Tu familia!, me dice Pepe, a punto de la desesperación que provoca el sueño. No Pepe, no es mi familia. Es cierto que tengo problemas con mi familia, pero considero que son los comunes del acoplamiento. Recuerda que hace tiempo que no vivo cerca de ella. Los dos sabemos que es natural, que tenemos que encontrar nuestro punto de equilibrio y eso no es para quitar el sueño.

¡La ciudad! ¿Es la ciudad en la que vives hoy la que no te gusta?

No. Tú sabes que aquí íbamos a estar mejor. La ciudad es más tranquila. Podemos saludar a los vecinos todos los días, allá no lo hacíamos, acuérdate.

¡Amigos! Eso es. No tienes amigos en esta ciudad, me dijo a punto de un ataque de desesperación.

No Pepe, te equivocas. Aquí también tengo a grandes amigos, aquí están mis amigos de la infancia, de mi adolescencia. Son como una familia paralela. Ellos me vieron crecer en edad, ahora les tengo que mostrar mi crecimiento emocional. Y tú sabes que eso es un reto para mí.

¡Tu trabajo! Eso es, es el trabajo el que no te tiene contenta y por eso estás así.

¡¡¡¡No!!!!!. Creo que el trabajo que tengo es perfecto me va a permitir estudiar de nuevo, y eso tú lo sabes porque sabes que regresar a la universidad es uno de los retos más grandes e importantes para mí, le contesto yo muy desesperada y a punto de llorar. Situación emocional que a él no parece sorprenderle, por que soy tan chillona que he llorado hasta cuando mataron a la mamá de Bambi.

No entiendo, me dijo Pepe en tono desafiante, todo en tu vida está perfecto. Todo parece indicar que él que sale sobrando en tu vida soy yo. Parece que necesitas fortalecer otra relación y esa no es la que tienes conmigo.

Si no le pones punto final a tu ansiedad, le das su lugar a tu autoconfianza y pones en orden tus culpas, te lo advierto, me dijo Pepe muy determinante. ¡¡¡¡¡ME REGRESO CON PINOCHO!!!!

1 Comments:

At 12:35 a.m., julio 20, 2005, Blogger nacho said...

Bueno, Pepe tendrá que decidir quien es capaz de decir menos mentiras. Je, SAludos.

 

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