domingo, septiembre 4

Un nuevo reto: cambio de estructura de pensamiento

Casi un mes me llevó darme el tiempo en mis nuevas actividades para regresar a enfrentarme conmigo misma en este espacio. Me he prometido no descuidarlo tanto. Este es otro reto que no debo dejar de lado.

Mis acercamientos con el campo de la psicología han sido varios, tal vez no los suficientes o tan permanentes como debieran o quisiera. Sin embargo, siempre han sido experiencias muy satisfactorias.

El primero se dio al poco tiempo, un par de meses para ser más exacta, de morir mi madre. Mi dolor era tanto que no sabía que hacer con él. Hace unos años leí un libro sobre la muerte de los seres queridos. Algo me marcó de esa lectura. La autora decía que lo que duele cuando un ser querido muere, es el hueco que queda en el alma, porque no sabemos como llenarlo. Yo agregaría que ni los recuerdos que se generan por el gusto de una sopa que sabe a Mamá, ni con la ropa recién lavada que huele a Mamá, ni con una sábana que es tan suave como las caricias de Mamá, se puede llenar el hueco en el alma que nos deja la madre cuando muere.


La muerte de mi padre también fue muy determinante en mi vida, sin embargo, la diferencia fue que a la semana de su muerte me enteré que el malestar que sentía en mi vientre no se debía a ningún alimento que me hiciera daño y generara mi hinchazón y acidez estomacal. Ese malestar ahora tiene nombre y apellido: es mi hija. En aquel momento la vida me quitó un cariño, pero me llenó ese hueco con otro cariño.

No era la muerte de mi madre lo único que me quitaba el sueño en ese tiempo. La vida de cualquier mortal, algunas veces, está acompañada de personalidades que dan cariño pero también quitan mucha energía. Era mi caso.

Para no desviarme más del asunto que me compete el día de hoy, te diré que al no saber que hacer con ese dolor tan grande, me sugirieron acudir con un profesional que tuviera la capacidad de ayudarme a encontrar alivio a mi desgarramiento o esguince del alma. Tuve la oportunidad de conocer a quien me ayudó enormemente a consolar el alma y descubrirme a mi misma en un parámetro, que yo ni idea tenía que existía.

Él me introdujo al universo de la psicología, en donde me empecé a sentir como pez en el agua. Cada concepto nuevo, que llegaba a mi alcance, me daba la posibilidad entender muchas situaciones que no había podido explicarme hasta entonces. Él me permitió ser parte del pequeño círculo de estudio, conformado por profesionistas incluso ya titulados, de alumnos suyos a los que les supervisaba su trabajo con otros pacientes. Me sentí muy honrada por la distinción. Y más grande fue mi orgullo cuando me enteré que había sido alumno de Erich Fromm, cuando éste estuvo en México. La razón de su invitación, me la confesó la última vez que lo visité antes de cambiar de ciudad de residencia, fue que siempre confió en que yo algún día sería como mis compañeros de seminario: una psicóloga titulada. Tal vez vio en mí, desde mi primera visita, el enorme interés y gusto por descubrir ese mundo.

Circunstancias van y circunstancias vienen en la vida… Y mi vida no fue la excepción. Un intento fallido, y una frustración más. Intenté cursarla en una magnífica universidad de educación a distancia. Educación autodidacta. Mucha investigación, ningún maestro. Pero como ya comenté, circunstancias van y circunstancias vienen.

Ahora, me vuelvo a enfrentar al reto y a la oportunidad de ingresar a la Licenciatura de Psicología. Y digo reto, no como retórica, sino con el significado pleno de la palabra, porqué estoy afrontando un nuevo universo. Otro parámetro de pensamiento, otros conceptos y otro lenguaje. Sin embargo no deja de ser cautivador. Siempre he mantenido mi mente abierta al conocimiento, y soy de las que prefieren conocer varios enfoques para tener la capacidad de discernir. A pesar de la contundencia de los maestros que dicen que lo único verdadero es lo medible, y que si los alumnos no cambian la magia y el anacronismo del psicoanálisis no podrán ser unos verdaderos psicólogos, a tres semanas de haber iniciado, mantengo mis reservas. Ya irán descubriendo junto conmigo ese cambio en el lenguaje y estructura de pensamiento. Al tiempo que me enfrente a estos nuevos conceptos, los iré describiendo en este espacio.

1 Comments:

At 10:03 p.m., septiembre 08, 2005, Blogger nacho said...

Cambiar o morir. Grave epígrafe, temerario consejo de un duende extraviado.
Tumba de sueños oxidados seremos mañana, cuando el ruido que hoy nos mantiene despiertos se vuelva humo.
Besos.

 

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