martes, agosto 2

UN AMIGO ES A VECES EL DESIERTO

En el caminar de la vida uno mantiene amigos, hace nuevos, otros quedan en el olvido. Una de mis tristezas más grandes, al dejar la Ciudad de México, fue que físicamente se quedaran ahí los grandes amigos que cultivé en los muchos años que viví en aquella ciudad.

Compartir fue la esencia de esas amistades, compartir tiempos, tristezas y alegrías. Uno de ellos, que ha sido y será muy especial para mí, me envió un poema como regalo por el habernos conocido.

Y ahora lo comparto aquí, con los de siempre.


UN AMIGO ES A VECES EL DESIERTO

Un amigo es a veces el desierto,
otras el agua.
Despréndete del ínfimo rumor
de agosto; no siempre
un cuerpo es el lugar de la furtiva
luz desnuda, de cargados
limoneros de pájaros
y el verano en el pelo;
en el follaje oscuro del sueño
es donde brilla
la piel mojada,
El difícil florecimiento de la lengua.
Lo cierto es la palabra.

Eugenio de Andrade