miércoles, marzo 8

A propósito del DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Simone tiene un entrañable amigo que siempre la ha hecho sentir que ser mujer es lo mejor que le ha pasado en la vida. Y para que nunca se le olvide todos los 8 de marzo le regala un pedazo de su alma. Hoy Simone comparte con ustedes las líneas que expresan esos sentimientos universales.
UN ABRAZO A TODAS LAS MUJERES DEL MUNDO
Y A LOS HOMBRES QUE LAS RESPETAN.

8 de marzo

Nunca he sido capaz de averiguar exactamente
en qué consiste el feminismo;
sólo sé que la gente me llama feminista
siempre que expreso sentimientos
que me diferencian de un felpudo.
Rebecca West


A propósito de otro 8 de marzo, en el que quién sabe... ojalá un día celebremos batallas ganadas, sonrisas arrancadas al libro de la comunión o al mural de lo maduro, de lo sin duelo, de lo sin timo ni traición.
Y también a propósito del trasiego de palabras que es posible en Internet, ofrezco una cosecha de versos pizcada aquí y allá, donde alguien, antes que yo, los había descubierto, apreciado y copiado para que otras y otros como yo los encontremos y nos encontremos en ellos...
Recomiendo leerlos en voz alta, sin falsa entonación, sin declamarlos, más bien conversando...

Rosario Castellanos (1925-1974)
Apelación al solitario

Es necesario, a veces, encontrar compañía.
Amigo, no es posible ni nacer ni morir
sino con otro. Es bueno
que la amistad le quite
al trabajo esa cara de castigo
y a la alegría ese aire ilícito de robo.
¿Cómo podrías estar solo a la hora
completa, en que las cosas y tú
hablan y hablan,
hasta el amanecer?

Ana Akhmatova (Rusia, 1889-1966)
Cuando la luna es de melón

Cuando la luna es de melón, una tajada en la ventana
y cerca es la calina, ciega, la puerta y la casa encantada
por las azules ramas de glicinas y en la fuente de arcilla hay agua fría
y la nieve del paño y arde una bujía de cera
tal como en la niñez, mariposas zumban
la calma, que no oye mi palabra, retumba
entonces de lo negro de rincones rembrandtianos algo se ovilla de pronto
y se esconde allí a mano, pero no me estremezco, ni me asusto siquiera...
la soledad me aprisionó en sus redes
el gato negro me mira el alma, como ojos centenarios
y en el espejo mi doble es tal vez mi contrario.
Voy a dormir dulcemente, buenas noches, noche.


Matilde Alba Swann (Argentina, 1912-2000)
Mañana es siempre

Cómo quisiera despertar cantando.
Pero amanezco, en cambio,
dolorida
de no haberme quedado en ese espacio,
en ese tiempo de morir prestada.
Una isla no inscrita en ningún mapa,
una célula enferma de ignorancia,
un asfixiado mundo en miniatura,
una avanzada humanidad triunfante,
en clarines y hogueras
homicidas.
Tabla sola, sin náufrago siquiera,
y luchando,
relincho hacia la costa,
y animada nomás por el recuerdo
de un aliento mordido a sus astillas.

Cómo quisiera despertar cantando,
y me muero de sed y hambre
de canto
mientras desborda la preñada aurora
en promisorio bermellón de vinos,
y expandida,
hoguera en panes, horneándose a lo alto.

Yo estoy abajo,
debajo de la historia,
sepultada en antorchas apagadas
y estandartes marchitos.
Sumergida en humores subterráneos
y en cenizas de huesos
de bandido,

Soy el ser que no fue, lo que no pudo,
la olvidada, desdeñada semilla,
pero existo.
Dentro
tengo un sauce inclinado que me llora.
Un niño triste me llama, sin nombrarme.
Me doy cuenta,
me doy cuenta, yo existo.
Mañana espero despertar, cantando.

Maya Angelou (EEUU, 1928)
Me embarqué hacia los siete mares

Me embarqué hacia los siete mares y me detuve en cada tierra.
He visto las maravillas del mundo, pero ni a un solo hombre común.
Conozco a 10 mil mujeres que se llaman Jane o Mary Jane,
pero no he visto ni siquiera a dos que fueran idénticas.
Buscamos éxito infinito, pero todos nacemos, morimos y partimos.
Diferimos en cosas muy pequeñas, pero nos parecemos en cosas importantes.
Noto las diferencias obvias entre cada clase y cada tipo.
Pero somos más parecidos, amigos míos, de lo que somos diferentes.
Somos más parecidos, amigos míos, de lo que somos diferentes.

Elizabeth Barret Browning (Gran Bretaña, 1806-1861)
Sonetos del portugués (VII)

El mundo me parece tan distinto
desde que oí los pasos de tu alma
muy leves, sí, muy leves, a mi lado,
en la orilla terrible de la muerte
donde yo iba a anegarme, y me salvó
el amor descubriéndome una vida
hecha música nueva. Aquellas hieles
destinadas por Dios quiero beber,
cantando su dulzura, junto a ti.
Los nombres de lugar son diferentes
porque estás o estarás aquí o allá.
Y ese don de cantar que yo amé tanto
(los ángeles lo saben) me es querido
sólo porque hace resonar tu nombre.

Gioconda Belli (Nicaragua, 1948)
Mayo

No se marchitan los besos
como los malinches,
ni me crecen vainas en los brazos;
siempre florezco
con esta lluvia interna,
como los patios verdes de mayo
y río porque amo el viento y las nubes
y el paso del los pájaros cantores,
aunque ande enredada en recuerdos,
cubierta de hiedra como las viejas paredes,
sigo creyendo en los susurros guardados,
la fuerza de los caballos salvajes,
el alado mensaje de las gaviotas.
Creo en las raíces innumerables de mi canto.

Elizabeth Bishop (EEUU, 1902-1988)
El iceberg imaginario

Es mejor tener el iceberg que el barco,
aunque ello signifique el fin del viaje.
Aunque permanezca totalmente inmóvil como una nublada roca
y todo el mar fuera móvil mármol.
Es mejor tener el iceberg que el barco;
poseeríamos más bien esta llanura de nieve
aunque las velas del barco anduvieran por el mar
como la nieve yace no disuelta sobre el agua.
Oh, solemne y flotante campo,
¿Te das cuenta que un iceberg reposa
contigo y cuando despierte puede pacer en sus nieves?

Esta es una escena por la que un marino daría sus ojos.
El barco es ignorado. El iceberg se alza
y se hunde de nuevo; sus vítreas puntas
corrigen las elipses del cielo.
Esta es una escena donde quien pasea por la borda
es incultamente retórico. El telón
es demasiado ligero para alzarse en las más finas cuerdas
que las aéreas torsiones de la nieve provean.
La gracia de estos blancos picos
hace sombras con el sol. El iceberg desafía su peso
sobre un movedizo escenario y se está y observa.

El iceberg corta sus facetas desde dentro.
Como las joyas de una tumba
continuamente se protege y adorna
sólo él mismo, quizás las nieves
que tanto nos sorprenden flotando en el mar.

Adiós, decimos, adiós, el barco se pierde
adonde las olas se entregan a otras olas
y las nubes pasan a un cielo más cálido.
Los iceberg son necesarios al alma
(haciéndose ambos de los elementos menos visibles)
para verlos así: encarnados, bellos, indivisiblemente erigidos.

María Calcaño (Venezuela, 1906-1956)
Canciones que oyeron mis últimas muñecas (fragmento)

Había olvidado las muñecas
por venirme con él.

De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas...

Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
como si a la vida
le nacieran ensueños!

Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.

Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
Todo el cielo volcado en nosotros!

Había olvidado las muñecas.

Ahora él se ha ido.
Lo mismo.
Despacito, por no despertarme...

Emily Dickinson (EEUU, 1830-1886)
Podría estar más sola

Podría estar más sola sin mi soledad,
tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,
no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,
sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite.